En el marco del Día Mundial del Niño Prematuro celebrado el 17 de noviembre, recordamos la importancia de llevar un control prenatal puntual, por medio de estudios de diagnóstico profesionales y servicios de atención especializados en medicina materno fetal, así como de cuidar la alimentación, el estilo de vida y la salud psicoemocional de las mujeres embarazadas.

Esta celebración fue impulsada por la Fundación Europea para el Cuidado de Prematuros (EFCNI, por sus siglas en inglés), para poner de manifiesto los retos del parto prematuro y su impacto en los bebés, sus familias y la sociedad.

Uno de sus propósitos es reducir las desigualdades sanitarias y sociales vinculadas al número de partos prematuros y, sobre todo, empujar iniciativas para ayudar a los bebés prematuros y sus familias a superar de la mejor manera posible estas circunstancias; ya que, para algunos bebés, el nacimiento prematuro puede generar desafíos a largo plazo, tales como discapacidades físicas e intelectuales.

¿Qué es un bebé prematuro?

Un parto prematuro es cuando un bebé nace antes de las 37 semanas de gestación.

  • Es más pequeño y de menor peso.
  • Su piel suele ser más delgada, en muchas ocasiones es rojiza y permite ver los vasos sanguíneos y está cubierta todavía del vello corporal llamado lanugo.
  • Tiene un menor índice de grasa corporal y no es capaz de regular su temperatura corporal.
  • Sus músculos pueden ser flácidos y moverse en menor medida que un bebé que llega a término.
  • Es posible que tenga dificultades para respirar por sí mismo.

Dado que llegan al mundo antes de completar totalmente su desarrollo, es común que requieran atención especializada y tengan que quedarse en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de un hospital para poder sobrevivir.

Además de tener un mayor riesgo de mortalidad, pueden presentarse las siguientes complicaciones:

  • Problemas respiratorios, digestivos o del corazón
  • Infecciones bacterianas
  • Hemorragias
  • Ictericia
  • Lesiones cerebrales
  • Enfermedades congénitas
  • Retrasos cognitivos
  • Retinopatía
  • Pérdida de audición

Es totalmente normal que las mamás se sientan nerviosas cuando sus bebés adelantan su llegada y son llevados con urgencia a la UCIN. Es posible experimentar alegría por el nacimiento de tu bebé, al mismo tiempo que enojo, preocupación, tristeza y culpa.

Para reducir el estrés puedes intentar lo siguiente: conocer al personal médico y de enfermería, familiarizarte con el equipo al que está conectado tu bebé (tantos tubos pueden ser aparatosos pero una vez que entiendas su función te parecerán menos ofensivos), solicitar asesoría profesional en lactancia materna y buscar formas de crear un vínculo con tu bebé. Quizá es posible visitarlo a través del cristal, cantarle, hablarle o incluso abrazarlo, amamantarlo y mantener el contacto piel con piel; esto dependerá de cada caso. Expresa claramente a tus amigos y familiares el tipo de ayuda o de apoyo que te gustaría recibir de su parte. Finalmente, recuerda que tu cuerpo también necesita recuperarse y es importante cuidar de ti.